Capítulo 55
El dolor de cabeza por una mala noche comenzaba a
aparecer apenas abrió los ojos, como si hubiese tenido una terrible resaca.
Suspiró pesadamente, mientras unos rayos de sol se colaban por la ventana. Aun
así, hacía frío. No quería levantarse, era un día como cualquier otro ahora que
volvía a despertar en Londres. Tomó el celular y revisó su correo electrónico.
Lali le había escrito, sonrió
automáticamente.
Espero que hayas llegado muy bien, apenas subiste al
avión comencé a extrañarte. ¿Cómo están todos en Londres? Envíale saludos a los
chicos… y recuerda, no hagas alguna estupidez, lo prometiste. Te amo
cariño.
Peter sonrió, y contestó de inmediato, asegurándole que
no haría nada tonto, y que la extrañaba con toda su vida. Y prometió mandarle
los saludos a los chicos.
Tomó una ducha, se vistió y fue a dar una vuelta. Había
un sol maravilloso, pero aún así se puso uno de sus sacos con capucha. Salió de
su casa, y caminó sin una dirección muy clara. Quería estar con Lali, pero aún
así sabía que las cosas se complicarían mucho apenas ella llegara.
Intentó hacer algo de fricción con sus manos frías, fuera
estaba bastante frío. Miró a su alrededor, no había mucha gente, pero aún así
se sentía muy bien estar ahí. Extrañaba su hogar, la tranquilidad de Londres,
comparada con la ajetreada vida de Nueva York. Aunque faltaba algo, y ese algo
llegaría en unas tres semanas. No quedaba demasiado, pero para él, era
bastante.
Mientras pensaba en ella, ocurrió lo que más temía. Su
vista perdida en el horizonte divisó una figura humana que se acercaba, con
unas bolsas. Fijó más su mirada, quizás sería uno de sus vecinos, y así era,
pero no uno de los que hubiese deseado.
Sintió una quemazón recorrerle el cuerpo, la ira se
apoderaba de él. Rob caminaba despreocupado por la acera. Contrólate se dijo a
sí mismo. Pero le era casi imposible, sobre todo cuando el malnacido le dirigió
la palabra.
-¡Lanzani has
vuelto! ¿Qué tal Nueva York? –su voz le parecía desagradable, sintió ganas de
matarlo, golpearlo contra el pavimento y matarlo. Ayúdame… se dirigió a Dios
otra vez. Y otra idea vino a su cabeza. Si Rob sospechaba que él sabía algo de
Lali, escaparía. Tenía que idear bien el plan, así que intento parecer lo más
calmado posible.
-¡Ajetreado! –dijo intentando sonreír -¡Nada comparado
con Londres!
-Te creo –dijo el hombre con una sonrisa, que a Peter le
pareció totalmente irónica -¡es bueno verte muchacho!
Peter asintió sonriendo, y el hombre entró a la que
alguna vez fue la casa de Lali. Avanzó a paso rápido a algún lugar que le
despejara la mente. Su parque favorito estaba a la vista, corrió hasta allí,
sintió la brisa cosquillearle el rostro, algo de alivio se apoderaba de él,
pero rápidamente volvió el maldito sentimiento de ira y odio, sus ojos se
llenaron de lágrimas. Llegó hasta allí, y se acercó a un árbol, donde se
sostuvo y tomó un respiro. Miró el suelo, dejando las lágrimas caer. Quiero
asesinarlo… solo quiero verlo muerto. Su mente estaba fuera de sí, y lo
entendía. Lo odiaba, le tenía asco, quería vengarse. Ni siquiera la muerte le
parecía suficiente castigo. Miles de recuerdos amargos llegaron a su mente.
-Te amo linda – Lali lo miró sonriendo y lo besó. Peter comenzó a
bajar las tiras que sostenían su blusa, cuando en su hombro, vio una cicatriz
de la que nunca antes se había percatado. -¿qué te pasó ahí? –la miró dudar, y
sus ojos cristalizarse. Entendió de inmediato. El bastardo le había hecho eso
-¿tienes otras? –preguntó intentando controlar la ira. Ella asintió. Peter
comenzó a percatarse que en el delgado cuerpo de su novia habían muchas cicatrices
que nunca antes había visto. La ira se apoderó de él, y solo atinó a abrazarla
contra su cuerpo y lloriquear como un niño pequeño.
Peter miró el árbol mientras limpiaba sus lágrimas con
violencia. Sintió su pecho apretado de la ira. Todas las incontables veces que
vio a Lali llorar entre sueños, gritar en la noche, despertar totalmente espantada
sin recordar que Peter ahora estaba con ella y que lo peor había pasado. Pero
eso no quitaba que eso lo destrozara por dentro. Tenía que ser fuerte, para no
mostrarse débil ante ella, que ya lo estaba y no necesitaba deprimirse más.
Pero él no había tenido tiempo de desahogarse como correspondía. Ahora que
estaba solo otra vez, una mezcla de sentimientos había vuelto para apoderarse
de él en cuerpo y alma. Respiró agitadamente mientras lloraba, sentía que se
podría ahogar en su propio llanto. Miró el árbol, y toda la ira se acumuló y
explotó. Golpeó el árbol con tanta ira, que sintió un dolor agudo en ambas
manos. Cerró los ojos y se lanzó al suelo, se sentó y se tomó la cara. Sintió
un agudo dolor en una muñeca y en la palma de ambas manos. Se miró sus manos y
estaban totalmente ensangrentadas.
-mierda –susurró.
Se había tomado la cara y probablemente se había dejado lleno de sangre.
Efectivamente sentía la cara pegajosa. Probablemente, si alguien lo veía, se
espantaría. Limpió sus lágrimas un poco con la manga de su saco, y se levantó
para ir a casa.
Entró silencioso, no quería que lo vieran así. Su muñeca
comenzaba a dolerle demasiado, probablemente se había fracturado algo. Iba a
entrar al baño a lavarse, cuando sintió a alguien dar un chillido. Su madre lo
había visto.
-¡Peter! –dijo espantada -¿Qué te sucedió? ¡Dan! –gritó.
Peter intentó calmarla.
-Mamá, tranquila, son solo las manos… yo… me caí –mintió.
-¡Tienes sangre en el rostro! –dijo frunciendo el ceño.
-Solo me pasé las manos por la cara, déjame ir a lavarme
–entró al baño. Dan llegó y entraron con él. Su madre le limpió la cara con
cuidado, pero al ayudarlo con sus manos, Peter gimió. Estaban llenas de
pequeños cortes, y su mano izquierda comenzaba a hincharse –creo que me rompí
la muñeca –susurró. Jay negó con la cabeza. La sangre seguía corriéndole por
las manos, así que Dan fue por unas vendas para evitar la hemorragia.
Dos horas después, Peter estaba con un yeso en el brazo
izquierdo y un cabestrillo para sostenerlo. Su otra mano estaba vendada, se
había hecho cortes bastante feos. Su madre lo miraba con recelo, la caída le
parecía bastante extraña, pero no hizo demasiadas preguntas.
-Peter, no te creo esa mentira de la caída –dijo Agustin fríamente
cuando los chicos llegaron a ver a Peter. El muchacho intentó parecer lo más
honesto.
-Es verdad, me caí.
-Peter, tus reacciones ante el enfado suelen ser golpear
cosas ¿qué golpeaste? –preguntó Pablo frunciendo el ceño.
-Nada –musitó.
-Sé honesto –exigió Nico.
-Bien –se dio por vencido –me encontré con… Robin, sentí
tanta ira que tuve la necesidad de correr. Llegué al parque, golpeé un árbol en
un ataque de ira, y me rompí la muñeca y me corté las manos. –admitió.
-Imbécil –bufó Agustin
-Cabro –dijo Pablo
- Estúpido –dijo Nico
- Idiota–soltó Gaston.
Peter suspiró. Tendría ese maldito yeso alrededor de un
mes. Y si Lali se enteraba, lo regañaría.
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El miercoles subire un capitulo :)
Gracias por sus firmas
+20 :)
dios que difícil para peter todo eso y más va a ser para lali cuando se encuentre con ese hdp besos Naara
ResponderEliminarpeter tiene que darle una paliza para que aprenda a respetar a las mujeres
ResponderEliminarBueno qe lo entiendan, es un maldito hdp el tipo!
ResponderEliminarMe encantaaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarEspero el proximo ;)
maaaaaas....
ResponderEliminarme encantaaaaaa...
Angy... =)
Me encanta más!
ResponderEliminarsube massssssssssss
ResponderEliminarahora si pude hacerme un tiempito para retomar la nove me encantaron todos los capitulos!!!!!!!!!
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